jueves, 7 de junio de 2012

Manolo Preciado

Eran las once y media de esta mañana cuando un compañero entró en la sala de profesores mascullando algún problema de los muchos a los que tiene que hacer frente y termina su alegato con, para que luego te pase como a Preciado, te da un infarto y te quedas en el sitio. Le pregunto que qué dice y me confirma que sí, que a Manolo Preciado, del que anoche leí que iba a firmar mañana como entrenador del Villareal, le dio un infarto anoche y había muerto casi al instante.
La verdad es que me impresionó sobre manera. No es que hubiera seguido su carrera demasiado, pero sí que me parecía un hombre trabajador y sincero que merecía todos mis respetos.
Siempre decimos que a los buenos, Dios se los lleva pronto con ellos y parece que se ha vuelto a cumplir. Desde este humilde cuaderno quisiera darle este pequeño homenaje y unirme a todos a los que su muerte ha impresionado tanto como a mí.
Descanse en paz.


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