domingo, 2 de mayo de 2010

Feria I. Qué no nos falte de ná

Que no, que no. Que no nos faltó de nada. De comer, pa reventar, de beber, lo que cada uno pudo y quiso. De bailar, de escuchar, de ver, de charlar, de reír, todo lo que se pudo. Tampoco faltaron algunos problemillas de montaje que se deberán solucionar para el año que viene porque si no es por mi cuñao, nos faltaría de tó. Y lo que no me esperaba es que tuviéramos hasta nuestro conato de pelea de dos que después creo que se arreglaron y espero que se arreglaran bien porque yo no creo que pueda volver a soportar otro nudo en la boca del estómago como el de anoche.

Lo que tampoco faltó y ya parece que va a ser algo a lo que nos vamos a tener que acostumbrar sí o sí es a las discotecas en la feria, al botellón, a la suciedad gratutita de latas, botellas y bolsas por doquier porque ya sea la caseta de una hermandad seria del Sábado de Pasión a la que me encanta ver por San Miguel, ya sea otras cuyo origen desconozco, aquí y allá lo que nos encontramos es botellón y decibelios donde se supone que debíamos encontrarnos catavinos y baile por sevillanas, rumbas o bulerías. Pero me temo que esto es lo que hay y me encantaría poder comerme dentro de unos días estas paalabras pero dudo que pongan solución, precinten equipos de música y multen a los que no cumplen las ordenanzas municipales que otros pese a que nos cueste intentamos cumplir no vaya a ser que los que tengamos problemas seamos nosotros. Porque esto lo que hay que hacer es que evitar que empiece y que la mano no tiemble cuando haya que ir a por ello, sin miedo a nada porque la mayoría de los que allí se reúnen, ni fú, ni fá.

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