domingo, 29 de agosto de 2010

Tarragona.

La residencia del tiempo libre de Tarragona se encuentra a 4 km del centro urbano, en la antigua N 340. El alojamiento en bungalows (xalets) más o menos grandes según las familias. Está en una pequeña loma que sube desde casi el mar con lo cual hay bastantes cuestas pero llevaderas al menos con nuestra edad. Las residencias no son hoteles. Todos entramos el mismo día y todos salimos el mismo día. Las comidas son caseras. Tienes pensión completa, que con niños es lo mejor porque no tienes que ir a la buena de Dios, a ver si aciertas con un sitio bueno, bonito y barato todos los días y a todas horas. Estás en un sitio y desde allí te mueves. Además en esta te dan picnic si no comes o cenas allí. Ya uno sabe que tarde o temprano haremos amistad con gente, que los niños también y que estaremos muy a gusto esos días.
Y así fue. El primer día llegamos a comer. Por la tarde en la reunión de bienvenida ya nos hicimos una idea de cómo iba a ser nuestra entancia allí.
1. Playa. Porque la playa está a tres minutos cruzando una pasarela sobre la 340. El único pero es que tras la pasarela el camino se comparte con los coches en la carretera de acceso a Platja Llarga. Una playa de arena fina aunque más oscura que las de Cádiz, muy tranquila para los niños en cuanto a gente y a peligrosidady con la peculiaridad de que tiene al poco de entrar en el agua un montículo que hace que el agua te llegue por la cintura más lejos que cuando te metes en el agua.
2. Tarragona. Nos apuntaremos a las dos excursiones e iremos por nuestra cuenta otro día.
3. Barcelona. Al menos dos días en tren. Sinceramente es lo que más deseaba.
4. Port Aventura. Habrá que ir al menos un día.
Ahí va un adelanto.

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Cesar Augusto. Tarragona



Port Aventura

miércoles, 25 de agosto de 2010

Zaragoza

Antes de llegar en Zaragoza visitamos el Monasterio de Piedra, recomendado por la cuñada. Es un paseo muy agradable entre cascadas, una pequeña gruta y una vuelta a toda velocidad hacia el Monasterio porque se nos pasaba la hora de la visita, si no le preguntáis a mi hija. Del Monasterio lo que más impresiona es la iglesia semidestruida ya que no me lo esperaba que cuando la guía nos dijo: "pasamos a la iglesia", la iglesia estuviera en ese estado.
Seguimos el viaje hasta Zaragoza. Impresionante la Basílica. Imposible ver a la Vírgen de cerca. Sólo José Manuel pudo acceder al camarín. Le pedimos que le pidiera por todos y seguimos la tradición de arrodillarnos y besar el pilar. Pero no sólo es Zaragoza el Pilar, la catedral, junto al Pilar, merece la pena y La Aljafería no se la puede uno perder. Alhambra, Mezquita y Aljafería, por suerte las conocemos las tres.
Y el Tubo, la zona de bares de Zaragoza, donde la primera fue en la frente, una croqueta, 2,40; estaba buena pero no creo que sea para tanto. La segunda tampoco fue acertada al cien por cien. El tercer bar, el de un señor mayor donde tomamos un vino joven de Cariñena que mereció la pena ya empezó a estar bien. Tuvimos que volver al día siguiente para triunfar. Por fin encontremos el garito de los champiñones. Un bar en la confluencia de cuatro calles, en una esquina, donde sólo sirven champiñones y vino o cerveza sin filtrar. Ya con eso el Tubo merece la pena, lo demás lo acompaña.

martes, 17 de agosto de 2010

Primera etapa


Muy ambicioso estoy con esto, a  ver cuánto me dura. Primera etapa: Jerez-Madrid. Primera consideración: no vuelvo a ir a Madrid por la A4 después de probar por Sevilla-Mérida-A5 hasta Madrid. No hay color. Menos tráfico, menos curvas, mejor asfalto, sin Despeñaperros, en fin, un paseo. Parando a tomar unos bocatas, ya que eso de parar tanto tiempo para comer, a ver si está bien o no, a ver si aciertas o no se acabó. Un descansito y carretera y manta. Además los GPS son otra maravilla; a la misma puerta te llevan.
Madrid, paseíto por el centro. Compra de metro bus, 9 €, preguntar a José Manuel por entonación. El 20 en Hacienda de Pavones hasta Sol. Puerta del Sol, Plaza Mayor camino de la plaza de Santa Ana. La noche anterior me acosté tarde terminando "El Asedio" ya que no quería llevarmelo faltando 70 páginas porque el libro es gordito, gordito y allí antes de la plaza Arturo Pérez Reverte. Y aunque yo no soy muy dado a ello, lo paro, lo saludo y le pido hacerme una foto con él. No era para menos, no sólo por lo del libro sino porque me gustan mucho sus libros y creo que pocos me faltan por leerme de él.
Después nos encontrarmos con un actor, el jefe de los ladrones en Guante Blanco pero ya no lo paramos y antes en el metro con un actor mayor cuyo nombre no hemos podido recordar. En fin, simpática la cosa.
Bravas y calamares en Santa Ana. Bien pero caros, todo me ha parecido más caro que aquí pero bueno por lo menos en Madrid te siguen poniendo la tapa con la caña. Vuelta a casa que mañana tenemos otros cuantos kilómetros por delante.

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