Segundo día en Barcelona. El tren de ida, gratis y menos atestado. Passeig de Gràcia. Parada del autobús porque queremos empezar el día en el Parque Guell. La gente en Barcelona y los catalanes que conocimos en general, de lo más amable y simpático. En esa parada nos indicaron perfectamente qué autobús coger y donde bajarnos pero lo más chocante es que lo hizo un chico ciego que incluso iba acompañado de un perro guía.
Parque Guell, una preciosidad, un lujo, como todo lo de este hombre; vaya imaginación, vaya jugar con todo para crear un ambiente distinto.
Bajamos hacia la Sagrada Familia. Ya por fuera es alucinante. La cola de gente que esperaba para entrar casi nos hizo desistir de entrar, menos mal que nos quedamos, "comimos" en la cola y entramos. Otro dineral pero mereció la pena. Como muestra las más de 100 fotos que hice. Alucinante, espectacular, otro ejemplo de originalidad, de ver el mundo de otra manera y hacer las cosas de otra manera y eso que todavía le queda para terminarla completamente. Me encantaron las figuras labradas en piedra de las fachadas.
Seguimos bajando y hacemos una pequeña parada en la Monumental, por aquello de la prohibición simplemente.
Vuelta al metro y al acuario. Dinero malgastado, visto uno, vistos todos, pero los niños mandan.
Salimos, merienda al aire libre, los picnics han dado mucho de sí. Subimos por Vía Laietana a ver si hay suerte y la hubo. Santa María del Mar abierta. Otra joya. Una visita muy agradable y además con el libro leído mejor, más sentida. No os podéis perder el escudo del Barça que hay en una vidriera. Y ya para acabar el día el Palau de la Música que vuelva a dejarte con la boca abierta.
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Parque Guell |
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Sagrada Familia. Calvario |
Y adiós Barcelona, por un tiempo. Tendremos que volver porque se nos quedaron muchas cosas por ver. La gente como digo, amable y simpática. La ciudad, preciosa. Para vivirla.
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Palau de la Música |
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Monasterio de Poblet |
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Altafulla |
De Port Aventura poco que contar, como ya dije, estando tan cerca, habría que ir un día y así lo hicimos. Sólo destaca el Furious Baco, un sibidón de adrenalina y velocidad. Lo demás, o no nos atrevimos o los parques de atracciones ya ni fu ni fá.
Terminamos nuestras vacaciones en Cataluña visitando Altafulla con nuestros amigos de Granada Alfonso y Zakia y los niños y el Monasterio de Poblet que nos habían recomendado. Fue el único lugar donde mi carné de profe sirvió para ahorrarme unos euros y es que ya se sabe aunque a los cuatro nos encantó todo y lo pasamos muy bien y la gente fue de los más servicial, amable y sincera, "la pela es la pela".