
Al más mínimo síntoma, paracetamol. Rezando para que no cogiéramos la gripe. Esperando con toda la ilusión poder ver por primera vez al Barça. Yo no me meto en política ni en políticas. Yo soy del Barça por llevar la contraria y porque en los partidos del recreo del colegio cuando jugábamos a Madrid contra Barça en el equipo blaugrana sólo había unos pocos valientes que siempre perdían.
Llegó el día. También es mala suerte que el calendario pusiera el partido en la jornada en la que el partido tendría que adelantarse por el Mundialito, ese. Miércoles 10 de la noche y 105 euros que le pagamos a Morales. Menos mal que la noche no fue fría.
Como Bernardo escribió yo era un culé pero a la vez un xerecista dispuesto a ver una nueva página en la historia del Xerez. Una hora antes ya estábamos sentados en los asientos. Habíamos visto antes pasar fugazmente el autobús del Barça pero no se les ocurrió encender las luces. No se les veía, no sé si por seguridad o por mala leche. En la entrada al estadio una multitud gritaba a favor y en contra, algunos aplaudían y otros gesticulaban de manera no muy grata. Lo normal.
Como digo, a las 9 sentados. ¿Para qué esperar a dar cuenta de los bocadillos tan bien preparados en la tarde si había hambre? Cenamos. Al poco salieron los porteros del Barça a calentar. Pitos y abucheos, era de esperar, por cierto no sé porqué, el que más dedicación puso en el calentamiento fue el entrenador de porteros, el otrora portero del Barça Eusebio Unzué.
Al poco salieron los demás componentes de los equipos a entrenar. Como era de esperar, más pitos y abucheos y algún tímido aplauso como el mío y el de mis niños. Mucho madridista y poco xerecismo. Eso era historia del Xerez. A ver si también se le pita al Madrid cuando venga. Pero con eso yo ya contaba. Lo importante es que nosotros teniamos delante al Barça.
Un poco de decepción, esperada también, después del Inter, y del Madrid, de salida no jugaban Messi, ni el armario de cuatro puertas Ibrahimovic, ni Iniesta, ni Puyol. Pero bueno, a ver si salían después.
Del partido poco que decir que no se haya dicho ya. El Xerez plantó cara, estuvo a punto de sacar tajada y el Barça tuvo que emplearse a fondo para ganar, de hecho los tres cambios fueron los que fueron.
Me alegro mucho de poder haber ido, de ver al Barça por primera vez de cerca pero lo pasé fatal. No quería que ninguno marcara, lo digo como lo sentí. Cada vez que uno llegaba al área lo pasaba mal. Cuando el Barça marcó, no tuve el más mínimo deseo de celebrar ni de lejos los goles y no era miedo a la posible reacción de algún merengón cercano. Simplemente no lo sentía. Hablando con algún compañero creo que si hubiera habido más Xerez-Barça en la historia habría ido con el Xerez a muerte pero las cosas se sienten como se sienten y no pueden ser de otra manera.
Espero que los haya pronto aunque lo veo difícil y si surge la oportunidad de ver al Barça por aquí iremos.
El sábado todo volvió a la normalidad. Sufrimos con el Xerez porque no hay forma de marcar, más bien lo del sábado contra el Atlético fue lamentable y volví a cantar los goles del Barça contra el Depor.
Llegó el día. También es mala suerte que el calendario pusiera el partido en la jornada en la que el partido tendría que adelantarse por el Mundialito, ese. Miércoles 10 de la noche y 105 euros que le pagamos a Morales. Menos mal que la noche no fue fría.
Como Bernardo escribió yo era un culé pero a la vez un xerecista dispuesto a ver una nueva página en la historia del Xerez. Una hora antes ya estábamos sentados en los asientos. Habíamos visto antes pasar fugazmente el autobús del Barça pero no se les ocurrió encender las luces. No se les veía, no sé si por seguridad o por mala leche. En la entrada al estadio una multitud gritaba a favor y en contra, algunos aplaudían y otros gesticulaban de manera no muy grata. Lo normal.
Como digo, a las 9 sentados. ¿Para qué esperar a dar cuenta de los bocadillos tan bien preparados en la tarde si había hambre? Cenamos. Al poco salieron los porteros del Barça a calentar. Pitos y abucheos, era de esperar, por cierto no sé porqué, el que más dedicación puso en el calentamiento fue el entrenador de porteros, el otrora portero del Barça Eusebio Unzué.
Al poco salieron los demás componentes de los equipos a entrenar. Como era de esperar, más pitos y abucheos y algún tímido aplauso como el mío y el de mis niños. Mucho madridista y poco xerecismo. Eso era historia del Xerez. A ver si también se le pita al Madrid cuando venga. Pero con eso yo ya contaba. Lo importante es que nosotros teniamos delante al Barça.
Un poco de decepción, esperada también, después del Inter, y del Madrid, de salida no jugaban Messi, ni el armario de cuatro puertas Ibrahimovic, ni Iniesta, ni Puyol. Pero bueno, a ver si salían después.
Del partido poco que decir que no se haya dicho ya. El Xerez plantó cara, estuvo a punto de sacar tajada y el Barça tuvo que emplearse a fondo para ganar, de hecho los tres cambios fueron los que fueron.
Me alegro mucho de poder haber ido, de ver al Barça por primera vez de cerca pero lo pasé fatal. No quería que ninguno marcara, lo digo como lo sentí. Cada vez que uno llegaba al área lo pasaba mal. Cuando el Barça marcó, no tuve el más mínimo deseo de celebrar ni de lejos los goles y no era miedo a la posible reacción de algún merengón cercano. Simplemente no lo sentía. Hablando con algún compañero creo que si hubiera habido más Xerez-Barça en la historia habría ido con el Xerez a muerte pero las cosas se sienten como se sienten y no pueden ser de otra manera.
Espero que los haya pronto aunque lo veo difícil y si surge la oportunidad de ver al Barça por aquí iremos.
El sábado todo volvió a la normalidad. Sufrimos con el Xerez porque no hay forma de marcar, más bien lo del sábado contra el Atlético fue lamentable y volví a cantar los goles del Barça contra el Depor.