Sí, de un tiempo a esta parte sí. El aire acondicionado, las piscinas, las playas, los viajecitos y cobrar (aunque menos) y no trabajar. ¿Cómo no me va a gustar? Lo que le pido a Dios es que me quede así el resto de los días si no puede mejorarse.
Después de la boda han sido días de piscina, playa y algún que otro cine. Se marchó José Ángel para Granada, espero que las cosas le vayan muy bien pero que vuelva pronto para acá, que Granada es muy bonito pero aquí se está mejor.
Después, de rebote, sin pensarlo, hemos pasado unos días en Caños de Meca, en una casita que mi cuñao Ignacio alquiló. Muy bien la casa, muy bien la playa, muy buenos ratos que se han echado. Si hubiera que ponerle un pero es que me da la impresión de que aquello ha degenerado bastante. Se ven muchas casas abandonadas, y un ambiente de difícil calificativo. Sobre todo el fin de semana se ha notado más. Aquello sería el paraíso para algunos hace unos años, un paraíso natural, playas vírgenes, caños de agua limpia que salen de la montaña hacia la playa, una oportunidad de vivir la vida de modo distinto, más libre, sin ataduras, sólo vivir. Pero, como digo, como casi todo, se va degenerando. Sobre todo el fin de semana hemos podido ver gente que va a emborracharse, a ponerse con esos cigarritos "aliñaos", como decían mis cuñaos, o con cosas más peligrosas y a ver qué cae. Nada que ver, creo, con lo que en sus inicios, cuando alguien redescubrió aquellos parajes, porque según leímos el apellido de Meca se lo pusieron los musulmanes en honor a su ciudad santa, y quiso vivir allí de una manera distinta.A pesar de todo hay un mercadillo, digamos hippy, que no está mal y varios restaurantes con buena pinta. Nosotros cenamos la última noche en La Ensaladería, creo. Cerveza muy fría y un pescado a la sal muy bueno.

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