Jesús es una preciosidad de niño, un muñeco. Un encanto. Ayer, durante su bautizo, fue buenísimo. Ni un llanto, ni un grito, siempre sonriendo, durmiendo como un bendito.
Lo pasamos muy bien. Además de regalo vimos al Señor de las Misericordias de Besamanos por aquello de haber participado en el Vía Crucis de la JMJ en Madrid hace unos días. La ceremonia correcta, ahí lo dejo, nada más, pero sus padres, José Miguel y Patricia quisieron compartir con sus familias y sus amigos un ratito muy agradable en el restaurante Chiqui donde cenamos muy bien y después tomamos una copita, también de categoría.
A sus padres, muchas gracias y mis mejores deseos para que puedan criar a Jesús, a Alberto y a los que puedan venir con la tranquilidad que esto necesita.
Mucha suerte. Rezo a Nuestro Padre Jesús de las Misericodias y a Nuestra Señora de la Candelaria por vosotros.
lunes, 29 de agosto de 2011
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